¿Realmente hay un aprendizaje significativo en la educación virtual?

Una pregunta compleja conlleva a una respuesta compleja, donde muchos factores de distinta índole son interdependientes entre sí. No es necesario plantear como primer punto la existencia de aprendizaje, sino que, ¿hay tan solo aprendizaje? En ciertas circunstancias, lastimosamente esto no es así, pues debido a las condiciones materiales y socioeconómicas se imposibilita muchas de las funciones y capacidades de una educación virtual estable, siendo la falta de conexión a Internet una de las principales en todo el mundo y especialmente en la zona latinoamericana.

Ahora bien, suponiendo que el alumno posea las mínimas condiciones para una educación virtual continua, ¿es esto garantía de aprendizaje? Tampoco. Otras condiciones son necesarias para lograr este objetivo, condiciones que pueden variar enormemente de estudiante a estudiante. Una de estas condiciones a destacar es el ambiente familiar en que se encuentre el alumno, pues corresponde a una parte relevante del área psicológica del individuo que lo hace sobresalir en la mayoría de los casos. Independiente si la educación es virtual o no, este factor es de suma importancia, el cual ya ha sido demostrado científicamente. Sin embargo, en la comodidad de los hogares, este apoyo familiar toma nuevas características como mínimas interesantes. ¿Cómo podrá el estudiante conectarse satisfactoriamente a su clase si vive un ambiente de tensión familiar constante? ¿cómo podrán los niños de parvularia y primer ciclo tener un contacto real con el maestro si ni sus padres le conocen? Estas cuestiones humanas y personales son necesarias al momento de comprender la magnitud del proceso educativo virtual tanto para el alumnado como para los docentes.

Por último punto a mencionar entre estas dificultades, se encuentra la sección más personal que cada persona posee. La falta de una relación social significativa, la aislación en el hogar, el fastidio y la monotonía de las actividades dadas provocan un sentir de poca importancia en el proceso formativo del alumnado. Este sentir se compara con el vacío, un vacío educativo donde el estudiante solo pretende sobrevivir ante la nueva normalidad.

Ya puntuados estos desafíos, ¿cómo solucionarlos? ¿Es necesaria una reforma educativa desde cero? Realmente, nadie tiene una respuesta totalmente correcta ante la compleja realidad que se vive. Aún así, hay iniciativas que pueden servirnos como orientación hacia donde se debería enfocar la educación virtual.

En la iniciativa privada, tenemos propuestas como Platzi o Doméstica, plataformas que ofrecen una gran cantidad de cursos, talleres y diplomados de alto prestigio gracias a sus metodologías educativas, siendo un paso relevante en la educación virtual en Latinoamérica. Las plataformas digitales también nos muestran maneras de realizar educación nuevas, como pueden ser Youtube, en donde si bien es cierto estos contenidos están lejos de ser tendencia con millones de visitas, durante los últimos se ha visto favorecido un espacio para  temáticas de divulgación científica, social, filosófica y tecnológica, habiendo joyas poco valoradas sin necesidad de una institución académica de por medio, y aún así, siendo más significativo que las clases que las mismas instituciones imparten.

Tal vez esta sea una manera de realizar el proceso de educación significativa que deseamos, utilizando metodologías adecuadas a la coyuntura real, sabiendo que es lo que el alumno le interesa, dejando de lado un carga informativa innecesaria, y más relevante aún, teniendo en cuenta los desafíos anteriormente mencionados. Tal vez este sea un camino donde la empatía en los sujetos del proceso formativo sea regidor del porqué y para qué, para contar así con una educación de calidad y tangible.

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Erick Alejandro Cruz Sandoval

Estudiante de la licenciatura en Relaciones Internacionales.

















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